La corteza olvidada que podría salvar tu corazón

¿Una fruta que mejora la circulación, la presión arterial y hasta la función eréctil? La granada no solo es deliciosa: puede cambiar tu salud cardiovascular. Descubre lo que su corteza y jugo hacen por tu corazón.

CORAZÓNFIBRA NATURAL

Dianelis Fernández Mena

7/31/20253 min read

Granada cortada encima de una madera redonda sobre una mesa
Granada cortada encima de una madera redonda sobre una mesa

Aunque en los últimos años, algunas dietas han puesto a las frutas bajo la lupa por su contenido de fructosa, esta visión no refleja toda la realidad. Muchas frutas son naturalmente bajas en calorías y, lejos de ser un obstáculo, representan una fuente valiosa de vitaminas, minerales y fibra. Además, son una de las formas más accesibles y recomendadas de obtener polifenoles, compuestos con un marcado efecto antioxidantes asociados a la prevención de enfermedades crónicas, la salud cardiovascular y el bienestar metabólico.

Los frutos rojos, como las fresas, arándanos, frambuesas y granadas, no solo son un deleite para el paladar, sino auténticos aliados de la salud. Su color vibrante no es casualidad, proviene de compuestos antioxidantes como las antocianinas, el resveratrol y la vitamina C, que ayudan a neutralizar los radicales libres y proteger nuestras células del envejecimiento y enfermedades crónicas.

Las frutas, también contribuyen a prevención de enfermedades cardiovasculares, debido a su alto contenido en fibra, ralentizan la absorción de glucosa, ayudando a prevenir la resistencia a la insulina y la diabetes tipo 2.

Comer granada y salud cardiovascular

La granada es una baya globular con una corteza coriácea. El interior de la granada está dividido, por una membrana blanquecina, en varios lóbulos; lóbulos que contienen numerosas semillas revestidas con una cubierta, llamada sarcotesta, y rellenas de pulpa roja y jugosa.

La granada, es una fruta con bajo contenido energético: por cada 100 g de producto, aporta 34 kcal, resalta por su aporte de potasio y vitamina C, que contribuye al total de la dieta.

También contiene polifenoles (taninos), aunque éstos se encuentran fundamentalmente en la corteza, y en las láminas y tabiques membranosos. Una prueba de su alto contenido en taninos es la sensación áspera que deja la fruta en el paladar y en la lengua. Además, la granada posee flavonoides del tipo de las antocianinas (delfinidina, cianidina y pelargonidina).

Efectos protectores en el corazón

La granada concentra polifenoles (punicalagina, antocianinas, elagitaninos) que combaten el estrés oxidativo, reducen la inflamación vascular y mejoran la función endotelial, factores clave para prevenir la aterosclerosis y disminuir el riesgo de eventos cardíacos.

La granada, se estudió en pacientes con aterosclerosis mostró que el consumo de jugo de granada redujo la presión arterial y retardó el engrosamiento de la íntima carotídea, esto debido a la acción vasodilatadora atribuida al óxido nítrico explica mejoras en la circulación periférica y, en estudios secundarios, en la función eréctil, reflejo de mejor salud vascular.

La corteza de la granada: un escudo natural para el corazón

Aunque solemos centrarnos en los jugosos arilos de la granada, su corteza o pericarpio también encierra un tesoro terapéutico. Diversos estudios han demostrado que esta parte menos valorada de la fruta contiene altas concentraciones de polifenoles únicos como las punicalaginas y el ácido elágico, con potentes efectos antioxidantes y antiinflamatorios.

Beneficios cardiovasculares y antiaterogénicos destacados

Los compuestos del pericarpio ayudan a preservar la función del endotelio, la capa interna de los vasos sanguíneos, favoreciendo la producción de óxido nítrico y mejorando la vasodilatación. Su potente capacidad antioxidante combate los radicales libres, reduciendo el daño celular que contribuye a la formación de placas ateroscleróticas.

Algunos extractos han mostrado efectos positivos sobre los niveles de colesterol LDL y triglicéridos, lo que disminuye el riesgo de obstrucción arterial. También se ha observado una ligera reducción de la presión sistólica en estudios con extractos de granada, incluyendo los derivados del pericarpio.

El pericarpio suele utilizarse en forma de extractos estandarizados, infusiones o suplementos. No se consume directamente por su sabor amargo, pero su potencial terapéutico lo convierte en un ingrediente prometedor en la medicina natural.